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El mundo medio siglo después

4 Ene

REFLEXIONES DEL COMPAÑERO FIDEL
(Tomado de CubaDebate)

Al cumplirse hace dos días el 51 aniversario del triunfo de la Revolución, acudieron a mi mente los recuerdos de aquel 1º de Enero de 1959. Ninguno de nosotros imaginó nunca la peregrina idea de que transcurrido medio siglo, que pasó volando, lo estaríamos recordando como si fuera ayer.

Durante la reunión en el central Oriente, el 28 de diciembre de 1958, con el Comandante en Jefe de las fuerzas enemigas, cuyas unidades élites estaban cercadas y sin escape alguno, este reconoció su derrota y apeló a nuestra generosidad para buscar una salida decorosa al resto de sus fuerzas. Conocía de nuestro trato humano a los prisioneros y heridos sin excepción alguna. Aceptó el acuerdo que le propuse, aunque le advertí que las operaciones en curso proseguirían. Pero viajó a la capital e instigado por la embajada de Estados Unidos promovió un golpe de Estado.

Nos preparábamos para los combates de ese día 1º de Enero, cuando en la madrugada llegó la noticia de la fuga del tirano. Se impartieron órdenes al Ejército Rebelde de no admitir el alto al fuego y continuar los combates en todos los frentes. A través de Radio Rebelde se convocó a los trabajadores a una Huelga General Revolucionaria, secundada de inmediato por toda la nación. El intento golpista fue derrotado, y en horas de la tarde de ese mismo día nuestras tropas victoriosas penetraron en Santiago de Cuba.

El Che y Camilo recibieron instrucciones de avanzar rápidamente por la carretera, en vehículos motorizados con sus aguerridas fuerzas, hacia La Cabaña y el Campamento Militar de Columbia. El ejército adversario, golpeado en todos los frentes, no tendría capacidad de resistir. El propio pueblo sublevado, ocupó los centros de represión y las estaciones de policía. El día 2, en horas de la tarde, acompañado por una pequeña escolta, me reuní en un estadio de Bayamo con más de dos mil soldados de los tanques, artillería e infantería motorizada, contra los cuales habíamos estado combatiendo hasta el día anterior. Portaban todavía su armamento. Nos habíamos ganado el respeto del adversario con nuestros audaces, pero humanitarios métodos de guerra irregular. De este modo, en solo cuatro días —después de 25 meses de guerra que reiniciamos con unos pocos fusiles—, alrededor de cien mil armas de aire, mar y tierra y todo el poder del Estado quedaron en manos de la Revolución. En solo pocas líneas relato lo ocurrido aquellos días hace 51 años.

Comenzó entonces la principal batalla: preservar la independencia de Cuba frente al imperio más poderoso que ha existido, y que nuestro pueblo libró con gran dignidad. Me complace hoy observar a aquellos que por encima de increíbles obstáculos, sacrificios y riesgos, supieron defender a nuestra Patria, y en estos días, junto a sus hijos, sus padres y sus seres más queridos, disfrutan la alegría y las glorias de cada nuevo año.

En nada se parecen, sin embargo, los días de hoy a los de ayer. Vivimos una época nueva que no tiene parecido con ninguna otra de la historia. Antes los pueblos luchaban y luchan todavía con honor por un mundo mejor y más justo, pero hoy tienen que luchar, además, y sin alternativa posible, por la propia supervivencia de la especie. No sabemos absolutamente nada si ignoramos esto. Cuba es, sin duda, uno de los países políticamente más instruido del planeta; había partido del más bochornoso analfabetismo, y lo que es peor: nuestros amos yankis y la burguesía asociada a los dueños extranjeros eran los propietarios de las tierras, los centrales azucareros, las plantas de productos de bienes de consumo, los almacenes, los comercios, la electricidad, los teléfonos, los bancos, las minas, los seguros, los muelles, los bares, los hoteles, las oficinas, las casas de vivienda, los cines, las imprentas, las revistas, los periódicos, la radio, la naciente televisión y todo cuanto tuviera un valor importante.

Los yankis, apagadas las ardientes llamas de nuestras batallas por la libertad, se habían arrogado la tarea de pensar por un pueblo que tanto luchó por ser dueño de su independencia, sus riquezas y su destino. Nada en absoluto, ni siquiera la tarea de pensar políticamente, nos pertenecía. ¿Cuántos sabíamos leer y escribir? ¿Cuántos llegábamos siquiera al sexto grado? Lo recuerdo especialmente un día como hoy, porque ese era el país que se suponía pertenecía a los cubanos. No cito más cosas, porque tendría que incluir muchas más, entre ellas las mejores escuelas, los mejores hospitales, las mejores casas, los mejores médicos, los mejores abogados. ¿Cuántos éramos los que teníamos derecho a ello? ¿Quiénes poseíamos, salvo excepciones, el derecho natural y divino de ser administradores y jefes?

Ningún millonario o sujeto rico, sin excepción, dejaba de ser jefe de Partido, Senador, Representante o funcionario importante. Esa era la democracia representativa y pura que imperaba en nuestra Patria, excepto que los yankis impusieran a su antojo tiranuelos despiadados y crueles, cuando convenía más a sus intereses para defender mejor sus propiedades frente a campesinos sin tierra y obreros con o sin trabajo. Como ya nadie habla siquiera de eso, me aventuro a recordarlo. Nuestro país forma parte de los más de 150 que constituyen el Tercer Mundo, que serán los primeros aunque no los únicos destinados a sufrir las increíbles consecuencias si la humanidad no toma conciencia clara, cierta y bastante más rápida de lo que imaginamos de la realidad y consecuencias del cambio climático ocasionado por el hombre, si no se logra impedirlo a tiempo.

Nuestros medios de comunicación masiva han dedicado espacios a describir los efectos de los cambios climáticos. Los huracanes de creciente violencia, las sequías y otras calamidades naturales, han contribuido igualmente a la educación de nuestro pueblo sobre el tema. Un hecho singular, la batalla en torno al problema climático que tuvo lugar en la Cumbre de Copenhague, ha contribuido al conocimiento del inminente peligro. No se trata de un riesgo lejano para el siglo XXII, sino para el XXI, ni lo es tampoco solo para la segunda mitad de este, sino para las próximas décadas, en las que ya comenzaríamos a sufrir sus penosas consecuencias.

Tampoco se trata de una simple acción contra el imperio y sus secuaces, que en esto, como en todo, tratan de imponer sus estúpidos y egoístas intereses, sino de una batalla de opinión mundial que no se puede dejar a la espontaneidad ni al capricho de la mayoría de sus medios de comunicación. Es una situación que por fortuna conocen millones de personas honradas y valientes en el mundo, una batalla a librar con las masas y en el seno de las organizaciones sociales e instituciones científicas, culturales, humanitarias, y otras de carácter internacional, muy especialmente en el seno de las Naciones Unidas, donde el Gobierno de Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y los países más ricos trataron de asestar, en Dinamarca, un golpe fraudulento y antidemocrático contra el resto de los países emergentes y pobres del Tercer Mundo.

En Copenhague, la delegación cubana, que asistió junto a otras del ALBA y el Tercer Mundo, se vio obligada a una lucha a fondo ante los increíbles acontecimientos que se originaron con el discurso del presidente yanki, Barack Obama, y del grupo de Estados más ricos del planeta, decididos a desmantelar los compromisos vinculantes de Kyoto —donde hace más de 12 años se discutió el peliagudo problema— y a hacer caer el peso de los sacrificios sobre los países emergentes y los subdesarrollados, que son los más pobres y a la vez los principales suministradores de materias primas y recursos no renovables del planeta a los más desarrollados y opulentos.

En Copenhague, Obama se presentó el último día de la Conferencia, iniciada el 7 de diciembre. Lo peor de su conducta fue que, cuando tenía ya decidido enviar 30 mil soldados a la carnicería de Afganistán —un país de fuerte tradición independentista, al que ni siquiera los ingleses en sus mejores y más crueles tiempos pudieron someter— asistió a Oslo para recibir nada menos que el Premio Nobel de la Paz. A la capital noruega llegó el 10 de diciembre, donde pronunció un discurso hueco, demagógico y justificativo. El 18, que era la fecha de la última sesión de la Cumbre, se apareció en Copenhague, donde pensaba permanecer inicialmente solo 8 horas. El día anterior habían llegado la Secretaria de Estado y un grupo selecto de sus mejores estrategas.

Lo primero que hizo Obama fue seleccionar a un grupo de invitados que recibieron el honor de acompañarlo a pronunciar un discurso en la Cumbre. El Primer Ministro danés, que presidía la Cumbre, complaciente y adulón, le cedió la palabra al grupo que apenas rebasaba 15 personas. El jefe imperial merecía honores especiales. Su discurso fue una mezcla de edulcoradas palabras aliñadas con gestos teatrales, que ya aburren a quienes, como yo, se asignaron la tarea de escucharlo para tratar de ser objetivos en la apreciación de sus características e intenciones políticas. Obama impuso a su dócil anfitrión dinamarqués que solo sus invitados podían hacer uso de la palabra, aunque él, tan pronto pronunció las suyas, hizo «mutis por el foro» por una puerta trasera, como duende que escapa de un auditorio que le había hecho el honor de escuchar con interés.

Concluida la lista autorizada de oradores, un indígena aymara de pura cepa, Evo Morales, presidente de Bolivia, que acababa de ser reelecto con el 65% de los votos, exigió el derecho a usar la palabra, que le fue concedida ante el aplauso abrumador de los presentes. En solo nueve minutos expresó profundos y dignos conceptos que respondían a las palabras del ausente Presidente de Estados Unidos. Acto seguido se levantó Hugo Chávez para solicitar hablar en nombre de la República Bolivariana de Venezuela; a quien presidía la sesión no le quedó otra alternativa que concederle también el uso de la palabra, que utilizó para improvisar uno de los más brillantes discursos que le he escuchado. Al concluir, un martillazo puso fin a la insólita sesión.

El ocupadísimo Obama y su séquito no tenían, sin embargo, un minuto que perder. Su grupo había elaborado un Proyecto de Declaración, repleto de vaguedades, que era la negación del Protocolo de Kyoto. Después que salió precipitadamente de la plenaria, se reunió con otros grupos de invitados que no llegaban a 30, negoció en privado y en grupo; insistió, mencionó cifras millonarias de billetes verdes sin respaldo en oro, que constantemente se devalúan y hasta amenazó con marcharse de la reunión si no se accedía a sus demandas. Lo peor fue que se trató de una reunión de países superricos a la que invitaron a varias de las más importantes naciones emergentes y a dos o tres pobres, a las cuales sometió el documento, como quien propone: ¡Lo tomas o lo dejas!

Tal declaración confusa, ambigua y contradictoria —en cuya discusión no participó para nada la Organización de Naciones Unidas—, el Primer Ministro danés trató de presentarla como Acuerdo de la Cumbre. Ya esta había concluido su período de sesiones, casi todos los Jefes de Estado, de Gobierno y Ministros de Relaciones Exteriores se habían marchado a sus respectivos países, y a las tres de la madrugada, el distinguido Primer Ministro danés lo presentó al plenario, donde cientos de sufridos funcionarios que desde hacía tres días no dormían, recibieron el engorroso documento ofreciéndoles solo una hora para analizarlo y decidir su aprobación.

Allí se incendió la reunión. Los delegados no habían tenido siquiera tiempo de leerlo. Varios solicitaron la palabra. El primero fue el de Tuvalu, cuyas islas quedarán bajo las aguas si se aprobaba lo que allí se proponía; lo siguieron los de Bolivia, Venezuela, Cuba y Nicaragua. El enfrentamiento dialéctico a las 3 de aquella madrugada del 19 de diciembre es digno de pasar a la historia, si la historia durara mucho tiempo después del cambio climático.

Como gran parte de lo ocurrido se conoce en Cuba, o está en las páginas Web de Internet, me limitaré sólo a exponer en parte las dos réplicas del canciller cubano, Bruno Rodríguez, dignas de ser consignadas para conocer los episodios finales de la telenovela de Copenhague, y los elementos del último capítulo que todavía no han sido publicados en nuestro país.

«Señor Presidente (Primer Ministro de Dinamarca)¼ El documento que usted varias veces afirmó que no existía, aparece ahora. Todos hemos visto versiones que circulan de manera subrepticia y que se discuten en pequeños conciliábulos secretos, fuera de las salas en que la comunidad internacional, a través de sus representantes, negocia de una manera transparente.»

«Sumo mi voz a la de los representantes de Tuvalu, Venezuela y Bolivia. Cuba considera extremadamente insuficiente e inadmisible el texto de este proyecto apócrifo¼ «

«El documento que usted, lamentablemente, presenta no contiene compromiso alguno de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

«Conozco las versiones anteriores que también, a través de procedimientos cuestionables y clandestinos, se estuvieron negociando en corrillos cerrados que hablaban, al menos, de una reducción del 50% para el año 2050¼ «

«El documento que usted presenta ahora, omite, precisamente, las ya magras e insuficientes frases clave que aquella versión contenía. Este documento no garantiza, en modo alguno, la adopción de medidas mínimas que permitan evitar una gravísima catástrofe para el planeta y la especie humana.»

«Este vergonzoso documento que usted trae es también omiso y ambiguo en relación con el compromiso específico de reducción de emisiones por parte de los países desarrollados, responsables del calentamiento global por el nivel histórico y actual de sus emisiones, y a quienes corresponde aplicar reducciones sustanciales de manera inmediata. Este papel no contiene una sola palabra de compromiso de parte de los países desarrollados.»

«¼ Su papel, señor Presidente, es el acta de defunción del Protocolo de Kyoto, que mi delegación no acepta.»

«La delegación cubana desea hacer énfasis en la preeminencia del principio de ‘responsabilidades comunes, pero diferenciadas’, como concepto central del futuro proceso de negociaciones. Su papel no dice una palabra de eso.»

«La delegación de Cuba reitera su protesta por las graves violaciones de procedimiento que se han producido en la conducción antidemocrática del proceso de esta conferencia, especialmente, mediante la utilización de formatos de debate y de negociación, arbitrarios, excluyentes y discriminatorios¼ «

«Señor Presidente, le solicito formalmente que esta declaración sea recogida en el informe final sobre los trabajos de esta lamentable y bochornosa 15 Conferencia de las Partes.»

Lo que nadie podría imaginar es que, después de otro largo receso y cuando ya todos pensaban que solo faltaban los trámites formales para dar por concluida la Cumbre, el Primer Ministro del país sede, instigado por los yankis, haría otro intento de hacer pasar el documento como consenso de la Cumbre, cuando no quedaban ni siquiera Cancilleres en el plenario. Delegados de Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Cuba, que permanecieron vigilantes e insomnes hasta el último minuto, frustraron la postrera maniobra en Copenhague.

No concluiría, sin embargo, el problema. Los poderosos no están habituados, ni admiten resistencia. El 30 de diciembre la Misión Permanente de Dinamarca ante Naciones Unidas, en Nueva York, informó cortésmente a nuestra Misión en esa ciudad que había tomado nota del Acuerdo de Copenhague del 18 de diciembre de 2009, y adjuntaba copia avanzada de esa decisión. Textualmente afirmó: «¼ el Gobierno de Dinamarca, en su calidad de Presidente de la COP15, invita a las Partes de la Convención a informar por escrito a la Secretaría de la UNFCCC, lo antes posible, su voluntad de asociarse al Acuerdo de Copenhague.»

Esta sorpresiva comunicación motivó la respuesta de la Misión Permanente de Cuba ante Naciones Unidas, en la que «¼ rechaza de plano la intención de hacer aprobar, por vía indirecta, un texto que fue objeto de repudio de varias delegaciones, no sólo por su insuficiencia ante los graves efectos del cambio climático, sino también por responder exclusivamente a los intereses de un reducido grupo de Estados.»

A su vez, originó una carta del Viceministro Primero del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de la República de Cuba, Doctor Fernando González Bermúdez, al Sr. Yvo de Boer, Secretario Ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, algunos de cuyos párrafos transcribimos:

«Hemos recibido con sorpresa y preocupación la Nota que el Gobierno de Dinamarca circulara a las Misiones Permanentes de los Estados miembros de las Naciones Unidas en Nueva York, que usted seguramente conoce, mediante la cual se invita a los Estados Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático a informar a la Secretaría Ejecutiva, por escrito, y a su más pronta conveniencia, su deseo de asociarse al denominado Acuerdo de Copenhague.»

«Hemos observado, con preocupación adicional, que el Gobierno de Dinamarca comunica que la Secretaría Ejecutiva de la Convención incluirá, en el informe de la Conferencia de las Partes efectuada en Copenhague, un listado de los Estados Partes que hubieran manifestado su voluntad de asociarse con el citado Acuerdo.»

«A juicio de la República de Cuba, esta forma de actuar constituye una burda y reprobable violación de lo decidido en Copenhague, donde los Estados Partes, ante la evidente falta de consenso, se limitaron a tomar nota de la existencia de dicho documento.»

«Nada de lo acordado en la 15 COP autoriza al Gobierno de Dinamarca a adoptar esta acción y, mucho menos, a la Secretaría Ejecutiva a incluir en el informe final un listado de Estados Partes, para lo cual no tiene mandato.»

«Debo indicarle que el Gobierno de la República de Cuba rechaza de la manera más firme este nuevo intento de legitimar por vía indirecta un documento espurio y reiterarle que esta forma de actuar compromete el resultado de las futuras negociaciones, sienta un peligroso precedente para los trabajos de la Convención y lesiona en particular el espíritu de buena fe con que las delegaciones deberán continuar el proceso de negociaciones el próximo año», concluyó el Viceministro Primero de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba.

Muchos conocen, especialmente los movimientos sociales y las personas mejor informadas de las instituciones humanitarias, culturales y científicas, que el documento promovido por Estados Unidos constituye un retroceso de las posiciones alcanzadas por los que se esfuerzan en evitar una colosal catástrofe para nuestra especie. Sería ocioso repetir aquí cifras y hechos que lo demuestran matemáticamente. Los datos constan en las páginas Web de Internet y están al alcance del número creciente de personas que se interesan por el tema.

La teoría con que se defiende la adhesión al documento es endeble e implica un retroceso. Se invoca la idea engañosa de que los países ricos aportarían una mísera suma de 30 mil millones de dólares en tres años a los países pobres para sufragar los gastos que implique enfrentar el cambio climático, cifra que podría elevarse a 100 mil por año en el 2020, lo que en este gravísimo problema, equivale a esperar por las calendas griegas. Los especialistas conocen que, esas cifras son ridículas e inaceptables por el volumen de las inversiones que se requieren. El origen de tales sumas es vago y confuso, de modo que no comprometen a nadie.

¿Cuál es el valor de un dólar? ¿Qué significan 30 mil millones? Todos sabemos que desde Bretton Woods, en 1944, hasta la orden presidencial de Nixon en 1971 —impartida para echar sobre la economía mundial el gasto de la guerra genocida contra Viet Nam—, el valor de un dólar, medido en oro, se fue reduciendo hasta ser hoy aproximadamente 32 veces menor que entonces; 30 mil millones significan menos de mil millones, y 100 mil divididos por 32, equivalen a 3 125, que no alcanzan en la actualidad ni para construir una refinería de petróleo de mediana capacidad.

Si los países industrializados cumplieran alguna vez la promesa de aportar a los que están por desarrollarse el 0,7 por ciento del PIB —algo que salvo contadas excepciones nunca hicieron—, la cifra excedería los 250 mil millones de dólares cada año.

Para salvar los bancos el gobierno de Estados Unidos gastó 800 mil millones. ¿Cuánto estaría dispuesto a gastar para salvar a los 9 mil millones de personas que habitarán el planeta en el 2050, si antes no se producen grandes sequías e inundaciones provocadas por el mar debido al deshielo de glaciares y grandes masas de aguas congeladas de Groenlandia y la Antártida?

No nos dejemos engañar. Lo que Estados Unidos ha pretendido con sus maniobras en Copenhague es dividir al Tercer Mundo, separar a más de 150 países subdesarrollados de China, India, Brasil, Sudáfrica y otros con los cuales debemos luchar unidos para defender, en Bonn, en México o en cualquier otra conferencia internacional, junto a las organizaciones sociales, científicas y humanitarias, verdaderos Acuerdos que beneficien a todos los países y preserven a la humanidad de una catástrofe que puede conducir a la extinción de nuestra especie.

El mundo posee cada vez más información, pero los políticos tienen cada vez menos tiempo para pensar.

Las naciones ricas y sus líderes, incluido el Congreso de Estados Unidos, parecen estar discutiendo cuál será el último en desaparecer.

Cuando Obama haya concluido las 28 fiestas con que se propuso celebrar estas Navidades, si entre ellas está incluida la de los Reyes Magos, quizás Gaspar, Melchor y Baltasar le aconsejen lo que debe hacer.

Ruego me excusen la extensión. No quise dividir en dos partes esta Reflexión. Pido perdón a los pacientes lectores.

Fidel Castro Ruz
Enero 3 de 2010
3 y 16 p.m.

La tortura no puede ser jamás justificada

28 May

REFLEXIONES DEL COMPAÑERO FIDEL

(Tomado de CubaDebate)

El domingo, mientras daba los últimos toques a la Reflexión sobre Haití, escuchaba a través de la televisión la conmemoración de la Batalla de Pichincha, que tuvo lugar en Ecuador hace 187 años, el 24 de mayo de 1822. La música que ambientaba la actividad era bella y atractiva.

Me detuve a observar los vistosos uniformes de la época y otros detalles de la conmemoración.

¡Cuántos recuerdos emotivos en torno a la heroica batalla que decidió la independencia de Ecuador! Los ideales y sueños de la época estaban presentes en aquel acto. Junto al presidente de Ecuador, Rafael Correa, estaban como invitados de honor Hugo Chávez y Evo Morales –que hoy reeditan las ansias de independencia y justicia por las que los patriotas latinoamericanos lucharon y murieron. Sucre fue el protagonista principal de la inmortal proeza, impulsada por los sueños de Bolívar.

Aquella lucha no ha concluido. Resurge de nuevo en condiciones muy diferentes, tal vez ni siquiera soñadas entonces.

Vino a mi mente la versión de un discurso de Dick Cheney que había leído el sábado, sobre Seguridad Nacional, pronunciado el jueves a las 11 y 20 a.m. desde el Instituto de Empresas Estadounidenses y transmitido por CNN en español y CNN en inglés. Era una respuesta al discurso que pronunció el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a las 10 y 27 a.m. del mismo día en relación con el mismo tema, al que añadía una explicación sobre el cierre de la cárcel de Guantánamo. Yo lo había escuchado cuando habló ese día.

La mención a ese pedazo del territorio nacional ocupado por la fuerza me llamó la atención, aparte del interés lógico sobre el tema. Ni siquiera conocía que Cheney hablaría inmediatamente después. No es lo habitual.

Inicialmente pensé que podría ser un desafío abierto al nuevo Presidente, pero cuando leí la versión oficial comprendí que la rápida respuesta había sido concertada previamente.

El ex vicepresidente había elaborado su discurso con cuidado, en tono respetuoso y a veces edulcorado.

Pero lo que caracterizó el discurso de Cheney fue la defensa de la tortura como método para obtener información en determinadas circunstancias.

Nuestro vecino del norte es un centro de poder planetario, la nación más rica y poderosa, poseedora de una cifra de cabezas nucleares que oscila entre 5 mil y 10 mil, las que pueden hacerse estallar en cualquier punto del planeta con precisión de milímetros. Habría que añadir el resto de su equipamiento bélico: armas químicas, biológicas, electromagnéticas, un arsenal inmenso de medios de combate terrestres, navales y aéreos. Esas armas están en manos de quienes reclaman el derecho a utilizar la tortura.

Nuestro país posee cultura política suficiente para analizar tales argumentos. Muchos en el mundo comprenden igualmente lo que expresan las palabras de Cheney. Haré breve síntesis seleccionando sus propios párrafos acompañados de breves comentarios y opiniones.

Comenzó criticando el discurso de Obama: «es obvio que el presidente sería sancionado en una Cámara de Representantes, porque en la Cámara tenemos la norma de unos minutos» dijo a modo de chiste, aunque él por su parte habló bastante tiempo, la versión oficial traducida tiene 31 páginas de 22 líneas cada una.

«…fui el primer vicepresidente que también se desempeñó como Secretario de Defensa… mis deberes lógicamente se inclinaban hacia la seguridad nacional, me concentré en esos desafíos mayormente… Hoy soy un hombre más libre. No tengo ninguna elección que ganar o perder, ni ando buscando favores.

«Yo no estoy aquí hablando en nombre de George W. Bush. Nadie más que nosotros quiere que el gobierno actual tenga éxito.

«Hoy quiero hablar de la filosofía estratégica detrás de nuestras políticas, lo hago como alguien que estuvo allí cada día de gobierno de Bush, que apoyó las políticas cuando se tomaron las decisiones y que, sin dudas, lo haría de nuevo en las mismas circunstancias.

«El presidente Obama merece nuestro apoyo cuando toma decisiones sabias, como creo que lo ha hecho en ciertos asuntos relativos a Afganistán y en cuanto a revertir su plan de sacar a la luz fotos incendiarias y cuando culpa o desvirtúa las decisiones de seguridad nacional que nosotros tomamos, merece una respuesta.»

«Nuestro gobierno siempre tuvo que hacer frente a críticas, que en el caso de ciertos círculos fue siempre intensa, especialmente en los últimos años de mandato, cuando los peligros eran tan graves o más graves que nunca, pero el sentido de alarma después del 11 de septiembre ya se estaba desvaneciendo en la memoria.»

Hace luego un recuento de los ataques terroristas cometidos contra Estados Unidos durante los últimos 16 años, dentro o fuera de sus fronteras, enumerando media docena de ellos.

El problema de Cheney era entrar en el espinoso tema de las torturas que tantas veces la política oficial de Estados Unidos ha condenado.

«El 11 de septiembre hizo necesario un cambio de política, orientada a una amenaza estratégica que el Congreso calificó como amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional de EE.UU.… Decidimos evitar ataques desde el primer momento», aseguró.

Señala el número de personas que perdieron la vida el 11 de septiembre. Lo compara con el ataque a Pearl Harbor. No explica por qué la compleja acción pudo organizarse de forma relativamente fácil, qué noticias previas de la inteligencia poseía Bush, qué pudo hacerse para evitarla. Bush llevaba ya casi ocho meses en la Presidencia. Se sabía que trabajaba poco y descansaba mucho. Constantemente se marchaba para su rancho de Texas.

«Al Qaeda buscaba tecnología nuclear –afirma– y A.Q.Khan estaba vendiendo tecnología nuclear en el mercado negro», –exclama y añade: «Teníamos los ataques con ántrax de fuente desconocida, los campos de entrenamiento en Afganistán y dictadores como Saddam Hussein, con nexos conocidos con terroristas en el Oriente Medio.

«Como recordarán yo estaba en mi oficina en esas primeras horas cuando el radar detectó un avión que se dirigía hacia la Casa Blanca a 500 millas por hora, el vuelo 77, el que acabó golpeando el Pentágono. Con el avión aún volando, los agentes del Servicio Secreto entraron a mi despacho y me dijeron que debíamos partir de inmediato. Momentos después estaba en un puesto de mando fortificado en algún lugar debajo de la Casa Blanca.»

La narración de Cheney evidencia que nadie había previsto aquella situación y le presta un flaco servicio al orgullo de los norteamericanos al suponer que alguien encerrado en una cueva, a 15 o 20 mil kilómetros de distancia, podía obligar al Presidente de Estados Unidos a ocupar su puesto de mando en el sótano de la Casa Blanca.

«Desde entonces –narra Cheney– he escuchado especulaciones ocasionales de que yo cambié después del 11 de septiembre, yo no diría eso, pero debo admitir que observar un ataque coordinado y devastador contra nuestro país desde un bunker bajo tierra en la Casa Blanca puede afectar la visión que uno tiene de sus responsabilidades.»

«Como las guerras no se pueden ganar en la defensiva, actuamos directamente contra los terroristas, sus guaridas y santuarios.

«Las políticas fueron aplicadas con apoyo bipartidista.

«No inventamos la autoridad. Aparece en el artículo dos de la Constitución.

«Después del 11 de septiembre el Congreso y una Resolución Mixta autorizaron todo lo necesario para proteger EE.UU.

«Esta iniciativa nos permitió interceptar llamadas y rastrear contactos entre operadoras de Al Qaeda y personas dentro de EE.UU.

«El programa fue ‘top secret’ y por una buena razón, hasta que los editores del New York Times lo obtuvieron y divulgaron en primera plana. Después del 11 de septiembre, el diario pasó meses publicando fotos de los muertos a cargo de Al Qaeda ese día.

«Eso impresionó al Comité de Premios Pulitzer, pero evidentemente no sirvió a los intereses del país ni salvaguardó al pueblo.

«Años después nuestro gobierno comprendió que la seguridad del país requería reunir información que en algunos casos solo podría obtenerse a través de interrogatorios fuertes.

«Yo fui y sigo siendo un fuerte defensor del programa de interrogatorios.» (Se refiere a los interrogatorios con empleo de torturas.)

«Ese método se usó con terroristas después que fallaban otras técnicas.

«Eran legales, esenciales, bien justificados, exitosos y la manera correcta de actuar.

«Pero nuestros sucesores tienen su propio punto de vista sobre el particular.

«Por decisión presidencial, el mes pasado vimos cómo se divulgaban documentos relacionados con esa práctica de interrogatorios. Se hizo como ejercicio pleno del gobierno para honrar el derecho del pueblo a saber la verdad.

«…El público recibió menos de la mitad de la verdad.

«Es difícil imaginar un precedente peor que ver una administración entrante incriminando las decisiones políticas de sus predecesores.

«Una de las personas que se opuso a liberar los memos sobre técnicas de interrogar fue el director de la Agencia Central de Inteligencia, Leon Panetta.»

Cheney, al llegar a este punto, sin embargo, tenía que explicar lo ocurrido en la prisión de Abu Ghraib, que llenó de horror al mundo. «Allí reinaba el sadismo –dijo– y nada tenía que ver con los interrogatorios en busca de información.

«En Abu Ghraib, guardias sádicos abusaron de prisioneros violando las leyes de EE.UU., reglas militares y la decencia.

«Conocemos la diferencia entre justicia y venganza. No andábamos intentando vengarnos de los autores del 11 de septiembre.

«Desde el inicio del programa solo nos enfocamos en la prioridad más importante, obtener información sobre los planes terroristas.

«Por el daño que causaron a los presos iraquíes y a la causa de Estados Unidos, merecían y recibieron justicia.»

Independientemente de los miles de jóvenes norteamericanos muertos, mutilados y heridos en la guerra de Iraq y los fabulosos fondos invertidos allí, cientos de miles de vidas de niños, jóvenes y ancianos, hombres y mujeres que no tuvieron culpa alguna del ataque a las torres gemelas han muerto en ese país después de la invasión ordenada por Bush. Esa enorme masa de víctimas inocentes no recibió siquiera una mención en el discurso pronunciado por Cheney.

Las pasa por alto y prosigue:

«Si los liberales están inconformes con algunas decisiones y los conservadores con otras, parecería como que el presidente está en la senda de una solución sensata.

«Pero en la lucha contra el terrorismo, no hay puntos medios, y medias medidas te medio exponen.

«Cuando dejas de conocer una sola pista, eso nos puede llevar a la catástrofe.

«En un segundo día de gobierno el presidente Obama anunció el cierre de la prisión de Guantánamo. Ese paso se dio con poca deliberación y sin plan.

«A esta administración (Obama) le ha resultado fácil recibir aplausos en Europa por la clausura de Guantánamo, pero le resulta difícil encontrar una alternativa que sirva a los intereses de la justicia y la seguridad nacional estadounidense.

«En la categoría de eufemismo, el premio lo obtendrá un editorial reciente en un diario conocido que refiere a terroristas que hemos capturado como ‘secuestrados’.

«Tenemos a enemigos de nuestro país, denominados por un diario como víctimas de secuestro.

«Los interrogatorios y el Programa de Vigilancia, sin dudas, han hecho a este país más seguro.

«Cuando Obama y su administración hablan de interrogatorios, lo hacen como si hubieran resuelto el dilema moral de cómo extraer información vital de boca de los terroristas.

«En realidad, están dejando de lado las decisiones, mientras presumen de una superioridad moral.

«Desclasificar esos memorandos es contrario a los intereses de la seguridad nacional.

«El daño comienza con información de alto grado de secreto que ya está en manos terroristas.

«Gobiernos del mundo que nos han apoyado en maniobras conjuntas, ahora temen porque ven otras operaciones comprometidas.

«El presidente Obama ha usado su poder para revelar lo que pasa en los interrogatorios…

«El propio director de Inteligencia Nacional del presidente Obama, Denis C. Blair, lo dijo de esta manera: ‘La información de alto valor provino de los interrogatorios en los que fueron usados esos métodos y nos dio una mayor comprensión de la organización de Al Qaeda que atacaba nuestro país.’

«El almirante Blair dijo esta conclusión por escrito; pero esta desapareció en una versión posterior dada a conocer por el gobierno.

«Esas 26 palabras faltantes decían una verdad inconveniente; pero no pudieron cambiar las palabras del director de la CIA en los gobiernos de Clinton y Bush, George Tenet, quien dijo claramente: ‘Sé que este programa ha salvado vidas. Sé que hemos desbaratado planes. Sé que este programa por sí solo vale más de lo que el FBI, la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional juntas han podido darnos.’

«Si los estadounidenses tienen oportunidad de saber qué fue lo que se evitó en el país, esto llama a aclarar la urgencia y el carácter correcto de estos interrogatorios en los años posteriores al 11 de septiembre.

«Nos ocupamos en obtener sus secretos en lugar de compartir los nuestros con ellos.

«Es algo que se debe mantener hasta que el peligro haya pasado. En el camino ha habido que tomar decisiones difíciles.

«Ninguna decisión de seguridad nacional se tomó a la ligera ni en forma apresurada.

«Como en cualquier conflicto ha habido costos. Ninguno más alto que los sacrificios de aquellos muertos o heridos sirviendo al país.

«Como muchos otros que prestan servicios a los Estados Unidos ellos no son de los que piden agradecimientos pero yo les estaré agradecido.»

Sus ataques a la administración de Obama fueron realmente duros, pero no deseo emitir opiniones sobre ese tema. Me corresponde sin embargo recordar que el terrorismo no bajó del cielo: fue el método ideado por Estados Unidos para combatir a la Revolución Cubana.

Nada menos que el general Dwight Eisenhower, Presidente de Estados Unidos, fue el primero en utilizar el terrorismo contra nuestra Patria, y no se trató de un grupo de acciones sangrientas contra nuestro pueblo, sino decenas de hechos desde el propio año de 1959, que se incrementaron después a cientos de actos terroristas cada año, con empleo de sustancias inflamables, explosivos de alta potencia, armamentos sofisticados de precisión con rayos infrarrojos, venenos como cianuro, hongos, dengue hemorrágico, fiebre porcina, ántrax, virus y bacterias, que atacaban cultivos, plantas, animales y seres humanos.

No fueron solo acciones contra la economía y el pueblo, sino también las destinadas a eliminar a los dirigentes de la Revolución.

Miles de personas fueron afectadas, y la economía, cuyo objetivo es sostener la alimentación, la salud y los servicios más elementales del pueblo, ha sido sometida a un implacable bloqueo que se aplica extraterritorialmente.

No invento estos hechos. Constan en los documentos desclasificados del Gobierno de Estados Unidos. En nuestro país, a pesar de los gravísimos peligros que durante decenas de años nos han amenazado, jamás se torturó a nadie para obtener información.

 Por dolorosas que fuesen las acciones contra el pueblo de Estados Unidos el 11 de Septiembre de 2001, que todo el mundo condenó con energía, la tortura es un acto cobarde y vergonzoso que no puede ser jamás justificado.

Fidel Castro Ruz
Mayo 27 de 2009
12 y 54 p.m.

«Obama puede fracasar si no levanta el embargo»

22 Abr

REFLEXIONES DE FIDEL
Obama y el bloqueo

(Tomado de CubaDebate)

 

Ayer me refería al ángulo cómico de la «Declaración de Compromiso de Puerto España».

Hoy podríamos referirnos al ángulo dramático. Espero que nuestros amigos no se ofendan. Entre el documento que nos llegó como proyecto para ser sometido por los anfitriones de la Cumbre y el que en definitiva se publicó había diferencias. En el corre corre de última hora, no hubo tiempo para nada. Algunos puntos se habían discutido en largas reuniones las semanas previas al evento. En el último minuto, proposiciones como la que presentó la delegación de Bolivia complicaron más el cuadro. Fue incluida como una nota en el documento, decía así:

«Bolivia considera que el desarrollo de políticas y de esquemas de cooperación que tengan por objetivo la expansión de los biocombustibles en el Hemisferio Occidental puede afectar e incidir en la disponibilidad de alimentos y su alza de precios, el incremento de la deforestación, el desplazamiento de población por la demanda de tierras, y por consiguiente repercutir en el incremento de la crisis alimentaria, afectando directamente a las personas de bajos ingresos, sobre todo a las economías más pobres de los países en desarrollo. El Gobierno boliviano a tiempo de reconocer la necesidad de búsqueda y uso de fuentes alternativas de energía que sean amigables con la naturaleza, tales como la energía geotérmica, solar, eólica, y los pequeños y medianos emprendimientos hidroeléctricos, plantea una visión alternativa basada en el vivir bien y en armonía con la naturaleza, para desarrollar políticas públicas que apunten a la promoción de energías alternativas seguras que garanticen la preservación del planeta, nuestra ‘madre tierra’.»

Téngase presente, al analizar esta nota de Bolivia, que Estados Unidos y Brasil son los dos más grandes productores de biocombustibles en el mundo, a lo que se opone un creciente número de personas en el planeta, cuya resistencia ha ido creciendo desde los oscuros días de George W. Bush.

Los asesores de Obama publicaron por Internet, en inglés, su versión de la entrevista del presidente de Estados Unidos con los periodistas en Puerto España. En un momento dado afirmó:

«Algo me pareció interesante —y esto lo conocía de manera más abstracta pero era interesante en términos específicos— fue escuchar a estos líderes que cuando hablaban de Cuba lo hacían muy específicamente acerca de los miles de médicos de Cuba que están diseminados por toda la región, y de los cuales estos países tienen una gran dependencia. «Y esto es un recordatorio para nosotros en los Estados Unidos de que si nuestra única interacción con muchos de estos países es la lucha contra la droga, si nuestra única interacción es militar, entonces es posible que no estemos desarrollando conexiones que con el tiempo puedan aumentar nuestra influencia y tener un efecto beneficioso cuando tengamos necesidad de hacer avanzar políticas de nuestro interés en la región.

«Pienso que por ello es tan importante que para nuestra interacción no sólo aquí en el hemisferio sino en todo el mundo reconozcamos que nuestro poderío militar es tan sólo una parte de nuestro poder, y que tenemos que utilizar nuestra diplomacia y ayuda para el desarrollo de manera más inteligente, de tal suerte que los pueblos puedan ver mejorías concretas y prácticas en la vida de las personas comunes a partir de la política exterior de los Estados Unidos.»

Periodista Jake: «Gracias, señor Presidente. Usted ha escuchado aquí a muchos líderes de América Latina que desean que los EE.UU. levanten el embargo a Cuba. Usted ha dicho que es una influencia importante que no se debe eliminar. Pero en el 2004 usted sí apoyó el levantamiento del embargo. Usted dijo que no había logrado elevar los niveles de vida, que había apretado a los inocentes y que era hora de que reconociéramos que esta política en particular había fracasado. Me pregunto qué le ha hecho cambiar de opinión con respecto al embargo.»

Presidente: «Bueno, el 2004 me parece que está miles de años atrás. ¿Qué hacía yo en el 2004?»

Periodista Jake: «Postulado para el Senado.»

Presidente: «… El hecho de que Raúl Castro haya dicho que está dispuesto a que su Gobierno converse con el nuestro no sólo sobre el levantamiento del embargo, sino sobre otros temas como los derechos humanos, los presos políticos, esa es una señal de avance.

«… Hay algunas cosas que el Gobierno cubano pudiera hacer. Ellos podrían liberar presos políticos; podrían reducir el recargo a las remesas en correspondencia a las políticas que hemos aplicado de permitir a las familias de cubano-americanos enviar remesas, porque resulta que Cuba impone un enorme recargo, ellos le sacan una enorme ganancia. Ese sería un ejemplo de cooperación donde ambos gobiernos estarían trabajando para ayudar a la familia cubana y elevar el nivel de vida en Cuba.»

Sin duda que el Presidente interpretó mal la declaración de Raúl.

Al afirmar el Presidente de Cuba que está dispuesto a discutir cualquier tema con el Presidente de Estados Unidos, expresa que no teme abordar cualquier tipo de asunto. Es una muestra de valentía y confianza en los principios de la Revolución. Nadie debe asombrarse de que hablara de indultar a los sancionados en marzo de 2003 y enviarlos todos a Estados Unidos, si ese país estuviera dispuesto a liberar a los Cinco Héroes antiterroristas cubanos. Aquellos, como ya ocurrió con los mercenarios de Girón, están al servicio de una potencia extranjera que amenaza y bloquea a nuestra Patria.

Por otro lado, la formulación de que Cuba impone un «enorme recargo» y «obtiene enormes ganancias» es un intento de sus consejeros para sembrar cizaña y dividir a los cubanos. Todos los países cobran determinadas cifras por las transferencias de divisas. Si son dólares, con más razón debemos hacerlo, porque es la moneda del Estado que nos bloquea. No todos los cubanos tienen familiares en el exterior que envíen remesas. Redistribuir una parte relativamente pequeña en beneficio de los más necesitados de alimentos, medicamentos y otros bienes es absolutamente justo. Nuestra Patria no posee el privilegio de convertir en divisas los billetes que salen de las imprentas del Estado, que los chinos muchas veces han llamado «moneda chatarra», como he repetido en varias ocasiones y ha sido una de las causas de la actual crisis económica. ¿Con qué dinero Estados Unidos salva sus bancos y multinacionales endeudando a su vez a las futuras generaciones de norteamericanos? ¿Estaría Obama dispuesto a discutir sobre esos temas?

Daniel Ortega lo dijo bien claro cuando recordó su primera conversación con Carter, que hoy vuelvo a repetir:

«Tuve la oportunidad de encontrarme con el presidente Carter y cuando me decía que ahora que había salido la tiranía de los Somoza, que el pueblo nicaragüense había derribado la tiranía de los Somoza, era la hora ‘de que Nicaragua cambie.’ Le dije: ‘No, Nicaragua no tiene que cambiar, los que tienen que cambiar son ustedes; Nicaragua nunca ha invadido a Estados Unidos; Nicaragua nunca ha minado los puertos de Estados Unidos; Nicaragua no ha lanzado una sola piedra en contra de la nación norteamericana; Nicaragua no ha impuesto gobiernos en Estados Unidos, son ustedes los que tienen que cambiar, no los nicaragüenses.’»

En la conferencia de prensa y en las reuniones finales de la Cumbre, Obama dio muestras de autosuficiencia. No fueron ajenas a esa actitud del Presidente norteamericano las posiciones abyectas de algunos dirigentes latinoamericanos. Dije hace unos días que todo lo que cada cual dijera o hiciera en la Cumbre se conocería.

Cuando expresó, respondiendo a Jake, que desde el 2004 hasta hoy habían transcurrido miles de años, fue superficial. ¿Debemos esperar tantos años para que suspenda su bloqueo? No lo inventó, pero lo hizo suyo igual que otros diez presidentes de Estados Unidos. Se le puede augurar por ese camino un fracaso seguro como el de todos sus predecesores. Ese no fue el sueño de Martin Luther King, cuyo papel en la lucha por los derechos humanos iluminará cada vez más el camino del pueblo norteamericano.

Vivimos tiempos nuevos. Los cambios son ineludibles. Los líderes pasan, los pueblos permanecen. No habrá que esperar miles de años, solo ocho serán suficientes, para que en un auto más blindado, un helicóptero más moderno y un avión más sofisticado, otro Presidente de Estados Unidos, sin duda menos inteligente, prometedor y admirado en el mundo que Barack Obama, ocupe ese inglorioso cargo.

Mañana tendremos más noticias de la Cumbre.

 

Fidel Castro Ruz
Abril 21 de 2009
5 y 34 p.m.

La paz en Colombia

18 Nov

75865-la-paz-en-colombiaFidel Castro Ruz

«La paz en Colombia” de Fidel Castro Ruz. El título y el autor bastarían para convertir a este libro en el más demandado y leído de los días que corren en todo el mundo. Basta mirar el excelente empaque de esta obra de la Editora Política para suponer que sus páginas atesoran el juicio personal del estadista de talla extra que lo firma, sobre un capítulo complicado y oscuro de nuestra época y nuestra región.

Lo que no puede develarnos la vista de cubierta es lo que en realidad resulta ser este libro: nada más y nada menos que un trozo esencial de medio siglo de la historia contemporánea, narrada por uno de sus protagonistas fundamentales, con todos los encantos de una novela, sin faltar ni una letra a los hechos de la vida real.

Aquí se cuenta, con el rigor de detalladas anotaciones en informes y documentos, inéditos hasta hoy, todo aquello que alguna vez quisimos saber sobre las interioridades de las negociaciones entre los diferentes gobiernos de Colombia y la dirección de la Revolución Cubana –con o sin relaciones diplomáticas- para destrabar diálogos de paz, rescatar rehenes y hasta evitar matanzas, como la que pudo provocar el plan del gobierno de Julio César Turbay Ayala para asaltar la embajada dominicana, tomada en los primeros meses de 1980 por un comando del M 19.

Los 16 capítulos del libro –incluyendo la introducción y el Epílogo- contienen revelaciones trascendentes y documentan, por primera vez, acontecimientos que andaban dispersos en recortes de prensa o permanecían desconocidos para muchos, en libros de escasa divulgación.

Otros, dígase, por ejemplo, la narración que hacen al líder de la Revolución, dos cuadros del Departamento América del Comité Central del Partido, sobre la alucinante historia del secuestro y rescate de Juan Carlos Gaviria, hermano del ex Presidente y para entonces (1996) Secretario General de la OEA, César Gaviria, tienen todos los atractivos de la novedad absoluta y tanto de realismo mágico, que el propio Fidel los devela como “Sucesos de ficción”.

Desde las conspiraciones yanquis contra Cuba en la OEA y las dos Declaraciones de La Habana -¿alguien notó antes qué enormes piezas políticas y literarias son?-, hasta las conversaciones de paz de San Vicente del Caguán, el libro nos devuelve a sitios y circunstancias aparentemente conocidos, pero que adquieren un nuevo significado con las luces que de una vez le aportan, un analista político del calibre del autor y los acuciosos investigadores o testimoniantes de primera fila citados por él, como el cronista de El Bogotazo, Arturo Alape, el dirigente comunista Jacobo Arenas, el legendario jefe guerrillero Manuel Marulanda o el ex Presidente, Andrés Pastrana.

Escrito en el estilo directo y rotundo de las Reflexiones, “La paz en Colombia” las trasciende por su extensión y estructura, pero sobre todo por la manera en que ese invaluable testimonio personal se combina con otros, más o menos públicos, de los coprotagonistas de la historia.

Solo un estratega político y militar como Fidel Castro, vinculado además desde el origen y el sentimiento mismo a los acontecimientos que narra, podía armar un conjunto tan coherente con los fragmentos extraídos de esa diversidad de autores y fuentes que nutren los diferentes capítulos, sin demeritar ni desconocer a ninguna de las partes a la vez que sin desprenderse de sus firmes convicciones.

La guerrilla más antigua y el conflicto más largo y violento de América Latina dejan de ser así una circunstancia maldita, para mostrársenos, con sus antecedentes y precedentes, sus causas y consecuencias, desde la perspectiva del más experimentado combatiente e indiscutible líder revolucionario continental.

Más de 400 horas de intenso trabajo –lo confiesa en el Epílogo- desbordan las 265 páginas con las citadas revelaciones y muchas otras sobre los vínculos de la Revolución Cubana con otros destacados movimientos revolucionarios latinoamericanos.

Pero si hubiera que escoger alguna de sus partes como síntesis y resumen, “El valor de los principios” puede decirse que es la esencia misma y acaso ese momento en que adquirimos la certeza de que más que un libro, esta es una hermosa, insuperable, lección de historia y ética.

Arleen Rodríguez

Uno de los hombres más nobles, más extraordinarios

8 Oct

Uno de los hombres más nobles, más extraordinarios

El Che es uno de los hombres más nobles, más extraordinarios y más desinteresados que he conocido, lo cual no tendría importancia si uno no cree que hombres como él existen por millones, millones y millones en las masas.

Los hombres que se destacan de manera singular no podrían hacer nada si muchos millones, iguales que él, no tuvieran el embrión o no tuvieran la capacidad de adquirir esas cualidades. Por eso nuestra Revolución se interesó tanto por luchar contra el analfabetismo y por desarrollar la educación, para que todos sean como el Che.

Fidel, en las conversaciones con Ignacio Ramonet

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Lo verdadero y lo falso

23 Sep

La Habana, 22 de septiembre de 2008

Reflexiones de Fidel

Las agencias cablegráficas informan que Chávez visitará Cuba mañana domingo en viaje hacia China, Rusia, Belarús, Francia y Portugal.

Lo supe ayer a través de Venezolana de Televisión: firmaba acuerdos de inversión energética en Caracas con importantes hombres de negocios de empresas de Japón, Rusia, Malasia, Italia, Argentina, Estados Unidos, Qatar y Portugal. El propósito es extraer gas de una de las reservas ubicadas bajo la superficie de 500 mil kilómetros cuadrados de aguas jurisdiccionales.

Las empresas serán un 60% de propiedad venezolana, y la inversión se elevará a 19 mil millones de dólares en esa sola rama. El mundo está ansioso y sediento de energía fósil.

No deja de llamar la atención esa actividad en la República Bolivariana de Venezuela cuando Estados Unidos está sumido en una dramática crisis financiera, que lo obliga a inyectar en los bancos cientos de miles de millones de dólares para evitar la debacle. Inversiones de ese carácter se han venido repitiendo a lo largo del último año, sin que nadie sepa cuál será la última. Las acciones bursátiles suben de valor temporalmente, Wall Street y los bancos centrales del mundo respiran, hasta que el oxígeno del aqualón se agota y hay que repetir la operación.

Venezuela es, sin duda, el país que más solidario ha sido con Cuba después de los azotes de los demoledores huracanes. Su Presidente no vaciló un segundo en brindar, a nombre de su país, toda la ayuda posible tan pronto el Gustav golpeó y devastó a Pinar del Río y la Isla de la Juventud. Las ráfagas récord de 340 kilómetros por hora, las imágenes de destrucción y el prodigioso hecho de que no se hubiese perdido una vida lo habían impresionado, y ofreció todo lo que hiciera falta en solidaridad con Cuba, apoyo financiero, e incluso tierras venezolanas para producir alimentos en áreas no ciclónicas disponibles.

Fue el primero, pero no el único país solidario, en una larga lista que siguió después, con acciones de gran importancia de Rusia, Angola, Vietnam, China y otros, grandes y pequeños, con más y menos recursos, que ofrecieron préstamos financieros y créditos blandos que rebasan la cifra de mil millones de dólares, aparte de donaciones en dinero, alimentos y recursos, que llegaban por cualquier vía como expresión del deseo de ayudar a nuestro heroico y solidario país.

La hipócrita oferta del gobierno de Estados Unidos fue rechazada. Se le respondió lo que debía respondérsele. No vacilé en expresar mi punto de vista. La gusanera dentro y fuera de Cuba cacareó con la medida. Anhelaban que hiciéramos el bochornoso papel de limosneros. Pero ese combate no ha cesado y apenas comienza.

Un cable de EFE informa: “El gobierno de Estados Unidos otorgó una licencia al Movimiento Democracia, un grupo de exiliados cubanos en Miami, para que envíe ayuda de manera directa a las víctimas en Cuba de los huracanes Gustav e Ike.”

Más adelante el cable añade: “La influyente Fundación Nacional Cubano-Americana tiene una licencia otorgada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos que le permite enviar directamente las remesas de los familiares cubanos a sus familiares en la Isla.”

“La ayuda será repartida a las víctimas de los ciclones, incluyendo a disidentes que, según los activistas, no están recibiendo mucha asistencia y son marginados por el gobierno cubano.”

En Cuba no se discrimina a ningún ciudadano. A todos se les brinda gratuitamente servicios de salud, algunos de los cuales en hospitales de Estados Unidos costarían miles y a veces decenas de miles de dólares; así como servicios de educación superior a los jóvenes, tengan o no familiares en el exterior, que en ese país costarían cientos de miles en esa misma moneda.

Los que reciben las remesas de dinero de Estados Unidos, después de pagar el impuesto correspondiente, pueden comprar las cuotas normales a bajísimo precio y también adquirir productos en las tiendas de divisas, que hoy ofrecen mercancías cuyos costos en el exterior se han elevado considerablemente.

Cualquier producto procedente de Estados Unidos que llegue a nuestro país con fines contrarrevolucionarios debe devolverse o confiscarse.

En Venezuela laboran casi cuarenta mil cubanos altamente calificados, que prestan sus nobles servicios al pueblo bolivariano, incluyendo la formación de especialistas comunitarios e instructores deportivos. No han abandonado a su Patria; trabajan en el exterior por el bienestar de los cubanos, y sus frutos llegan a todos, desde los niños más pequeños hasta los ciudadanos más ancianos. En este momento, además, hacen aportes de sus salarios, con los que se comprarán artículos producidos en Venezuela que se repartirán entre los más necesitados de cualquier provincia. Es un verdadero ejemplo de cómo deben ser utilizados los recursos en nuestra sociedad.

Chávez es un incansable predicador de las ideas más avanzadas de su época en Venezuela, enfrentado a casi todos los instrumentos mediáticos en manos de la oligarquía proyanqui, que tratan de engañar y confundir al pueblo. Uno piensa que va a descansar un día hasta que descubre que el descanso de él es la tumba.

El encuentro con el Presidente bolivariano mañana será breve. El tiempo indispensable para el intercambio: una hora aproximadamente. Será un gran honor para mí.

Son hechos que señalan la infinita diferencia entre lo verdadero y lo falso.

Fidel Castro Ruz
Septiembre 20 de 2008
3 y 20 p.m.