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Aprender de la experiencia es de sabios

1 Jul



Esta intentona golpista de Honduras refleja que la luna de miel de los proyectos

reformistas lleva en su seno su propia contradicción: la existencia real de la lucha de
clases, usando todos los medios y formas de lucha de los grupos conservadores que se
niegan a los cambios.
Los gobiernos reformistas son esencialmente progresistas por su origen, por su carácter
son renovadores y por su contenido, en estos tiempos, son antineoliberales.
Los proyectos reformistas favorecen la vía electoral para ganar el gobierno. Es
decir que no incluyen la toma del poder (politico, económico y militar). Así, la palabra
“asalto” no figura ni en su vocabulario ni en su agenda. Esto significa acceder al
gobierno con las reglas del juego burgués y continuar dentro de esa institucionalidad.
Cada 4, 5 o 6 años la disputa electoral presidencial y cada 3 años o 4 la de diputados y
alcaldes municipales. Los gobiernos reformistas tienen que restarle tiempo a las obras
de servicio popular para defenderse de los ataques de la derecha y para preprararse
para la nueva contienda electoral.
Por su parte, la explotación capitalista continúa intacta, y los cambios que el
gobierno progresista implementa son para aliviar las condiciones de la explotación del
capitalismo neoliberal. A mediano y a largo plazo se comienza escuchar la referencia al
capitalimo como sistema que debe cambiarse (comúnmente se cuidan de la palabra
“erradicar”), pues el estado sigue siendo un estado capitalista con regulaciones al
capital.
La vía así escogida incluye convivir con la tradicional estructura del estado
burgués con sus tres poderes u úrganos: legislativo, ejecutivo y judicial. Los
grupos dominantes tradicionales, a través de sus partidos tienen en el parlamento un
frente de lucha en el que se emplean a fondo para obstaculizar y sabotear las reformas
que el ejecutivo propone. La Corte Suprema de Justicia, por su parte funciona como
gendarme del statu quo y tiene un poder paralizante y contrarrevolucionario enorme. El
gobierno reformista se somete a la institucionalidad en la que nació y en la que
sobrevive. Así, en la práctica, en la gestión gubernamental _que de palabra promete ser
“del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”- se frena y se somete a la La
independencia de los tres poderes.
Los medios de comunicación siguen desinformando a la población y atacando a
mansalva los dirigentes reformistas. Manipulan “la libertad de prensa” para mantener su
frente de lucha abierto contra el cambio. El gobierno reformista se abstiene de someter
los afanes vgenenosos de la prensa reaccionaria beligerante; en su lugar crea su prensa
oficial. Esto, sin embargo, no siempre puede hacerse por la falta de recursos.
Otro de los talones de Aquiles de la vía y de los ensayos reformistas es dejar
esencialmente intactas las fuerzas armadas burguesas, excepto algunas
remociones, pases a retiro, etc. Realiza unos cuantos maquillajes que no significan para
nada un intento de transformación cualitativa de dicha institución para convertirla en un
instrumento del cambio. Según la tesis reformista, el objetivo estratégico de derrotar y
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desarticular al ejército burgués y pasar a construir el ejército popular no es ya una
condición fundamental para poder hacer los cambios revolucionarios. Según la tesis,
bastan unos cuantos maquillajes a la institución armada y a los instrumentos de
seguridad del estado burgués para que acompañen los cambios que los países y los
pueblos necesitan.
Otra de las deficiencias del reformismo es negar la lucha de clases, obstaculizando y
desestimando la organización combativa y participación democratica directa del pueblo
en la conquista de sus necesidades inmediatas y fundamentales. A la lucha de clases se
la ve como provocación o desesperación. Se desconoce la lucha de clases como moior
de la elevación de la conciencia de los pueblos; se desconoce a la clase obrera y a su
aliado el campesionado como fuerzas principales.
Con el reformismo, no hay dictadura de las grandes mayorías sobre las
minorias, no hay posibilidad de someter a los grupos dominantes a una relación
inversa. De la misma manera, el partido único es un tabú y aduciendo el argumento de
que el partido no es el estado ni es el gobierno, al partido revolucionario –cuando lo
hay- se le relega, limita, y se le niega protagonismo.
En suma la coexistencia de lo nuevo con los viejos intrumentos de explotación,
opresión, represión, marginación, discriminación y humillación, es una contradicción que
tarade o temprano se agudiza hasta llegar a una eclosión social; es decir la revolución
que con tanto afan se busca suplantar con el reformismo.
La fragilidad de los gobiernos reformistas no se debe al hecho de que la derecha es
enemiga de los cambios y conspira. La burguesia ha sido siempre contrarrevolucionaria
con repecto a los cambios politicos económicos sociales y culturales que beneficien a las
grandes mayorías. La fragilidad de los gobiernos reformistas es de origen: nacieron del
diálogo y la negociación con los gobiernos de las clases dominantes, se convirtieron en
partidos políticos electorales para funcionar dentro de las reglas del sistema electoral. El
dialogo y las elecciones son canales institucionales para tratar de hacer los cambios
desde adentro del sistema, es decir hacer revolución sin hacer la revolución.
Todavía se puede Hacer los cambios prometidos del plan de gobierno y hacer los
otros, los cambios profundos que el pueblo necesita para mejorar su calidad de vida.
Prepararse para las asonadas de la derecha; actuar a tiempo para transformar los
factores viejos del sistema que se puedan transformar y someter con firmeza a los que
se deba someter. Actuar con determinación, sin vacilaciones; confiar en la fuerza
avasalladora del pueblo; abrir espacios para su organización y para su participación
democrática. Tomar la iniciativa, adelantarse a los acontecimientos.
De esta experiencia pueden aprender otros gobiernos que quieran genuinamente impulsar
cambios revolucionarios. Esta experiencia no debería aumentar la timidez en el impulso de los
cambios, ni acrecentar la ambigüedad en la política interna y en las relaciones diplomáticas. Esta
experiencia debería servir para aumentar la audacia y la identificación con los intereses del
pueblo, las mayorías explotadas, reprimidas, oprimidas, marginadas, excluidas, humilladas
discriminadas. “No se puede quedar bien con dios y con el diablo” dice la filosofía popular o más
claro “cría cuervos y te sacarán los ojos”. En política, la amnesia, la conciliación, el maridaje del
cambio con su opuesto no llega lejos. Tarde o temprano revienta.
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SI SE JUNTAN:
LA HEROICA RESISTENCIA DEL PUEBLO HONDUREÑO,
LA FIRME DETERMINACION DEL PRESIDENTE ZELAYA Y OTROS DIRIGENTES
LA AMPLIA SOLIDARIDAD DE OTROS PUEBLOS DE PAISES HERMANOS Y DEL
MUNDO
EL APOYO SOLIDARIO POLITICO Y DIPLOMATICO DE OTROS GOBIERNOS
LA CONDENA DE LOS ORGANISMOS REGIONALES, CONTINENTALES Y
MUNDIALES
LA CONDENA INTERNACIONAL A LOS GOLPITAS
SI SE JUNTA TODO ESO…
¡EL GOLPE SERA DERROTADO
¡EL GOBIERNO DE JOSE MANUEL ZELAYA SERA RESTITUIDO
¡LOS CULPABLES PAGARAN SU CRIMEN¡
¡EL PROCESO DE CAMBIOS EN HONDURAS SE AMPLIARA Y
PROFUNDIZARA¡
p_01_07_2009rebelion.org
Nota de Revista: AHORA, edicion: junio/2009. «HEMOS RESCATADO EL DERECHO DE SOÑAR CON UN MUNDO MEJOR Y AHORA CUMPLAMOS EL DEBER DE LUCHAR PARA CONQUISTARLO»

Esta intentona golpista de Honduras refleja que la luna de miel de los proyectos

reformistas lleva en su seno su propia contradicción: la existencia real de la lucha de

clases, usando todos los medios y formas de lucha de los grupos conservadores que se

niegan a los cambios.

Los gobiernos reformistas son esencialmente progresistas por su origen, por su carácter

son renovadores y por su contenido, en estos tiempos, son antineoliberales.

Los proyectos reformistas favorecen la vía electoral para ganar el gobierno. Es

decir que no incluyen la toma del poder (politico, económico y militar). Así, la palabra

“asalto” no figura ni en su vocabulario ni en su agenda. Esto significa acceder al

gobierno con las reglas del juego burgués y continuar dentro de esa institucionalidad.

Cada 4, 5 o 6 años la disputa electoral presidencial y cada 3 años o 4 la de diputados y

alcaldes municipales. Los gobiernos reformistas tienen que restarle tiempo a las obras

de servicio popular para defenderse de los ataques de la derecha y para preprararse

para la nueva contienda electoral.

Por su parte, la explotación capitalista continúa intacta, y los cambios que el

gobierno progresista implementa son para aliviar las condiciones de la explotación del

capitalismo neoliberal. A mediano y a largo plazo se comienza escuchar la referencia al

capitalimo como sistema que debe cambiarse (comúnmente se cuidan de la palabra

“erradicar”), pues el estado sigue siendo un estado capitalista con regulaciones al

capital.

La vía así escogida incluye convivir con la tradicional estructura del estado

burgués con sus tres poderes u úrganos: legislativo, ejecutivo y judicial. Los

grupos dominantes tradicionales, a través de sus partidos tienen en el parlamento un

frente de lucha en el que se emplean a fondo para obstaculizar y sabotear las reformas

que el ejecutivo propone. La Corte Suprema de Justicia, por su parte funciona como

gendarme del statu quo y tiene un poder paralizante y contrarrevolucionario enorme. El

gobierno reformista se somete a la institucionalidad en la que nació y en la que

sobrevive. Así, en la práctica, en la gestión gubernamental _que de palabra promete ser

“del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”- se frena y se somete a la La

independencia de los tres poderes.

Los medios de comunicación siguen desinformando a la población y atacando a

mansalva los dirigentes reformistas. Manipulan “la libertad de prensa” para mantener su

frente de lucha abierto contra el cambio. El gobierno reformista se abstiene de someter

los afanes vgenenosos de la prensa reaccionaria beligerante; en su lugar crea su prensa

oficial. Esto, sin embargo, no siempre puede hacerse por la falta de recursos.

Otro de los talones de Aquiles de la vía y de los ensayos reformistas es dejar

esencialmente intactas las fuerzas armadas burguesas, excepto algunas

remociones, pases a retiro, etc. Realiza unos cuantos maquillajes que no significan para

nada un intento de transformación cualitativa de dicha institución para convertirla en un

instrumento del cambio. Según la tesis reformista, el objetivo estratégico de derrotar y

desarticular al ejército burgués y pasar a construir el ejército popular no es ya una

condición fundamental para poder hacer los cambios revolucionarios. Según la tesis,

bastan unos cuantos maquillajes a la institución armada y a los instrumentos de

seguridad del estado burgués para que acompañen los cambios que los países y los

pueblos necesitan.

Otra de las deficiencias del reformismo es negar la lucha de clases, obstaculizando y

desestimando la organización combativa y participación democratica directa del pueblo

en la conquista de sus necesidades inmediatas y fundamentales. A la lucha de clases se

la ve como provocación o desesperación. Se desconoce la lucha de clases como moior

de la elevación de la conciencia de los pueblos; se desconoce a la clase obrera y a su

aliado el campesionado como fuerzas principales.

Con el reformismo, no hay dictadura de las grandes mayorías sobre las

minorias, no hay posibilidad de someter a los grupos dominantes a una relación

inversa. De la misma manera, el partido único es un tabú y aduciendo el argumento de

que el partido no es el estado ni es el gobierno, al partido revolucionario –cuando lo

hay- se le relega, limita, y se le niega protagonismo.

En suma la coexistencia de lo nuevo con los viejos intrumentos de explotación,

opresión, represión, marginación, discriminación y humillación, es una contradicción que

tarade o temprano se agudiza hasta llegar a una eclosión social; es decir la revolución

que con tanto afan se busca suplantar con el reformismo.

La fragilidad de los gobiernos reformistas no se debe al hecho de que la derecha es

enemiga de los cambios y conspira. La burguesia ha sido siempre contrarrevolucionaria

con repecto a los cambios politicos económicos sociales y culturales que beneficien a las

grandes mayorías. La fragilidad de los gobiernos reformistas es de origen: nacieron del

diálogo y la negociación con los gobiernos de las clases dominantes, se convirtieron en

partidos políticos electorales para funcionar dentro de las reglas del sistema electoral. El

dialogo y las elecciones son canales institucionales para tratar de hacer los cambios

desde adentro del sistema, es decir hacer revolución sin hacer la revolución.

Todavía se puede Hacer los cambios prometidos del plan de gobierno y hacer los

otros, los cambios profundos que el pueblo necesita para mejorar su calidad de vida.

Prepararse para las asonadas de la derecha; actuar a tiempo para transformar los

factores viejos del sistema que se puedan transformar y someter con firmeza a los que

se deba someter. Actuar con determinación, sin vacilaciones; confiar en la fuerza

avasalladora del pueblo; abrir espacios para su organización y para su participación

democrática. Tomar la iniciativa, adelantarse a los acontecimientos.

De esta experiencia pueden aprender otros gobiernos que quieran genuinamente impulsar

cambios revolucionarios. Esta experiencia no debería aumentar la timidez en el impulso de los

cambios, ni acrecentar la ambigüedad en la política interna y en las relaciones diplomáticas. Esta

experiencia debería servir para aumentar la audacia y la identificación con los intereses del

pueblo, las mayorías explotadas, reprimidas, oprimidas, marginadas, excluidas, humilladas

discriminadas. “No se puede quedar bien con dios y con el diablo” dice la filosofía popular o más

claro “cría cuervos y te sacarán los ojos”. En política, la amnesia, la conciliación, el maridaje del

cambio con su opuesto no llega lejos. Tarde o temprano revienta.

SI SE JUNTAN:

LA HEROICA RESISTENCIA DEL PUEBLO HONDUREÑO,

LA FIRME DETERMINACION DEL PRESIDENTE ZELAYA Y OTROS DIRIGENTES

LA AMPLIA SOLIDARIDAD DE OTROS PUEBLOS DE PAISES HERMANOS Y DEL

MUNDO

EL APOYO SOLIDARIO POLITICO Y DIPLOMATICO DE OTROS GOBIERNOS

LA CONDENA DE LOS ORGANISMOS REGIONALES, CONTINENTALES Y

MUNDIALES

LA CONDENA INTERNACIONAL A LOS GOLPITAS

SI SE JUNTA TODO ESO…

¡EL GOLPE SERA DERROTADO

¡EL GOBIERNO DE JOSE MANUEL ZELAYA SERA RESTITUIDO

¡LOS CULPABLES PAGARAN SU CRIMEN¡

¡EL PROCESO DE CAMBIOS EN HONDURAS SE AMPLIARA Y

PROFUNDIZARA¡